Camina orando y ora caminando

… “caminante peregrino”, ¿quieres ser fuerte?… sé el más abandonado en las manos del Señor… sin retroceder ante los desengaños o las «probabilidades» que tantos esbozan y comunican… firme y fiel a la conciencia, que Dios no engaña… pero no pretendas un poder que ya no te pertenece… o que no resulta oportuno según el orden de la Providencia…

… pequeño y buen amigo, pequeña y buena amiga, que no te importe perder la partida… pero, no andes dividido en el corazón… no te permitas luchas internas… eres uno… si te dejan a un lado o te amenazan con lo que sea, no importa… no te inquieten los rumores de un mundo que está por todas partes, hasta en el templo… camina orando y ora caminado…

… tú vives, habitas en el Misterio… en Él estás, te mueves y eres… no en el barullo de los cálculos ni de las pretensiones a ras del suelo… unifícate por la oración incesante… camina y hospeda al Todopoderoso y al todonecesitado en la ermita de tu corazón… nunca te descorazones y sigue luchando, con valor y con constancia…

… entonces, ¡vamos!… ¡arriba!… ¡allí donde te encuentras ponte de pie y respira hondo!… con la “pequeña oración” de la mañana, y de cada momento, te adhieres a “Aquel que es”… ¡atención!, que encandilan resplandores engañosos… esos que pasan y pasan y nada más… la tentación es que le otorgues poder excesivo a preocupaciones que no tienen fundamento… no te dejes sorprender por noticias y alarmas… ¡no son los caprichos los que perduran!… la Verdad, aunque demore, acaba venciendo siempre… desayuna y matea con la Verdad del “pan del día”, (Lucas 11,15-26: “… un reino donde hay luchas internas va a la ruina… ”)…