… bendito sea Dios que al entrar en la historia lo hace sin ruidos ni aplausos… los comienzos de Dios son pequeños, escondidos, nocturnos, eternidad sin testigos en corazones de barro… una cuna de juncos en la corriente del Nilo, una llama de zarza en la soledad del desierto… el sí de una adolescente en la intimidad de la oración, un sueño para ser adivinado en la confusión de la noche, un profeta solo en el Jordán ante el futuro encarnado… una chispa luminosa al cruzarse las miradas, un rubor en la mejilla al decir un nombre propio… un cueco de agua fresca junto al brocal de un pozo, un vaso de vino en la mesa del publicano ladrón… un perfume de nardo ungiendo para la muerte, una madre de pie llorando junto a su hijo crucificado… ¡inicio infinito a la medida de nuestra pequeña estatura!… ¡regalo de la inmensidad que se entrega y no abruma!… ¡un Tú que dialoga y crece en la corazón que lo acoge!… ¡respeto a lo que somos y a todo lo que seremos!… ¡Navidad de las navidades, de cada día, naciendo Dios entre humanos, Pétalo en el barro!… la #rosasinporqué tiene su origen en la tierra aunque se abra al cielo en gratuidad… ¿cómo ha sido el comienzo de Dios en tu vida?, ¿tienes el pesebre de tu corazón preparado para el Niño?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 1,67-79)…