Bendito San José, artesano y obrero

… bendito San José, artesano y obrero, carpinterea mi confianza en la Providencia, saca los nudos de la madera que me hacen duro y poco disponible, cepilla las asperezas de mis gestos que tanto molestan, que con tu ayuda el Padre pueda ver en mí su sueño… contágiame, buen José, de laboriosidad… tu concentración al trabajo no era avidez por los resultados, sino pasión por el servicio… tu silencio en el trabajo no era vacío interior, sino plenitud de contemplación ante el Misterio de la Encarnación… tu disponibilidad ante cualquier necesidad imprevista no era desprecio de la tarea propia, sino aprecio a los requerimientos del otro… tu paciencia no era ineptitud para tomar decisiones, sino consideración atenta a los tiempos del otro… tu justicia no era una cuestión legal, sino una vida ajustada a la voluntad de Dios… tu delicadeza no era narcisista complacencia, sino respeto a la rugosidad de la madera y a las personalidades del prójimo… tu orden no era obsesión por la pulcritud, sino pulcritud en la acción… tu disciplina no era mecánica rutinaria, sino observancia a las leyes de la creación… tu alegría no era diversión exterior, sino unidad y plenitud de vida interior… la “rosa sin porqué” aprendió la gratuidad en el taller de Nazareth… ¿eres virtuoso en tu trabajo?, ¿sabías que la Providencia se encarna en la educación y el trabajo?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 13,54-58)…