‘Bajar’ implica aceptar de una vez tu ‘baja estatura’

… “caminante peregrino”, aparecen vientos y sacudones de todo tipo… también ruidos y lamentos, llantos y risas… gemidos que no encuentran fácilmente respuestas… los observadores se quedan perplejos, sin palabras… en realidad: «sin palabras adecuadas a las situaciones»… pero, una vez más, ¿olvidas la realidad de «dentro»?… es verdad que soplan vientos, pero nada hay que no puedas superar con la Gracia de Dios…

… pequeño y buen amigo, pequeña y buena amiga, ¿desesperas por lo que acontece aquí o allá?… ese es el peor camino para lo que sea… acepta la tormenta y cúbrete, aprovecha la visión escondida que llevas en tu corazón… ¿no puedes llegar de un salto a ese valle incomparable que, más que verlo una o dos o tres veces, es imagen permanente e inalienable de tu interior?… la brisa silenciosa de la soledad no se pierde ni se olvida… navegas en silencio más allá del estrépito del mundo… estás en el mundo, pero no perteneces al mundo…

… y este «no-pertenecer» es clave y punto de partida… tú no eres eso que te turba y espanta… ¡tú eres más allá!, infinitamente más allá… tu morada es el Corazón de Dios, ¿lo has olvidado?… aunque se desencadenen batallas inesperadas… “baja pronto”, vuelve al Huerto y vela con Él… Su silencio es lo más elocuente que existe… la tempestad en el desierto es el «peso» de una humanidad que huye de su centro y pierde su sentido… pero tu Señor amado vela en Getsemaní y tú con Él…

… entonces, ¡vamos!… ¡arriba!… ¡allí donde te encuentras ponte de pie y respira hondo!… con la “pequeña oración” de la mañana, y de cada momento, desciendes de los lugares en que te habías encaramado… ¡pensabas que desde arriba ibas a ver mejor!… sólo “bajando” puedes encontrarte con tu Señor y hospedarlo en tu casa… y bajar implica aceptar los vientos y los sacudones de todo tipo… “bajar” implica aceptar de una vez tu “baja estatura”… desayuna y matea con la Verdad del “pan del día”, (Lucas 19,1-10: “… ¡baja pronto!… ”)…