Aunque no lo sospechas, tu oración no se detiene

… aunque no lo sospechas, tu oración no se detiene si brota, con humildad y confianza, en el mismo Corazón de Dios… nadie lo sabe, nadie puede adivinar la inmensa e infinita misericordia del Señor, que -sin demora- te acoge y te sumerge en el mar de su Amor… y te perdona, y te vuelve a perdonar, y te eleva, y te abre Su Morada que se hace tuya… en la quietud de su Presencia Única todo se transfigura… lo que parecía no estar: está y es más íntimo y profundo… hay una «sonrisa» del Señor que te recuerda a la sonrisa entre Él y su Madre y te rescata y te hace renacer en esa Fuente inefable que no puedes explicar ni describir… por eso, querido amigo, amiga, de la rosa, perdona siempre… no te canses de perdonar… “… Hijo, es día de fiesta, pero no tienen vino, ni paz, ni gozo ya en sus mesas… sus vidas llegaron al final y creen que sólo es ésta… nada saben del Vino que les das, ni de tu Casa tan Paterna… aún no saben que el gozo de este acá, es muy poco frente al otro que se espera, como vino de menor calidad, junto a otro que se añeja… hijos, hagan lo que Él les diga, lo que su Dios les enseña y conocerán la ebriedad de un Amor que es sin medida, y un vivir que es Vida plena…”… la “rosa sin porqué” se ofrece siempre como perdón y reconciliación porque vive enlongando la gratuidad… ¿te cansas de perdonar y se te endure el corazón y se te cierran las manos?, ¿haces que el perdón sea prolongación de tu amor enlongado por la oración?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas17,1-6 o San Juan 2,1-11)…