¡Asómbrate!: lo pequeño es inmenso

… ¡asómbrate!: lo pequeño es inmenso, lo aparentemente insignificante vale mucho… permanece en silencio y en paz, ¿por qué temer?… no es tan grande el «poder» en este mundo que siempre tenga que despertar «temores» y producir «sustos»… nada de eso… la sencillez del niño, la vocación del más pequeño, es la mejor invitación a la grandeza y a la gloria… ¿no quieres entenderlo?, ¿no acabas de aceptarlo?… y sin embargo el tesoro está allí: el pequeño, este pequeño, siempre tiene Padre… ven al Padre, déjate levantar en sus brazos, en su amor infinito… si miras cómo entras en tu casa, empezarás a descubrir cómo la habitas… entra tu primero, que los demás entren luego… ¿cómo la sientes?… ¿una carga?, ¿un descanso?, ¿una tortura?, ¿un hartazgo?, ¿un desierto?, ¿una isla?… ahora, deja que entre también el Señor… deja que Él se quede en el sitio que más vacío esté de amor, y siéntense a hablar… cuéntale de las cosas que quisieras comenzar y no te animas, cuéntale de las cosas que quisieras dar y tienes miedo, cuéntale de esas pequeñas cosas en que te sientes tan pequeño, cuéntale lo que necesitas y tienes vergüenza de ser pedigüeño, cuéntale de tu herida que ha llegado hasta ti el Médico… ya llegará el tiempo de abrir la puerta y salir, tienes que intentarlo empezando siempre por lo pequeño… la “rosa sin porqué” es fiel a lo pequeño: todos los días está aquí para gratuitamente dársete… ¿eres fiel a las pequeñas cosas que hacen la diferencia de tu vida?, ¿vives en fidelidad enamorada y alegre la adhesión a tu Señor?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 16,1-13)…