La semilla es aquello que te da la planta para alcanzar un nuevo fruto

… la semilla es aquello que te da la planta para alcanzar un nuevo fruto, y el fruto debe ser suficiente si quieres hacer pan… en la semilla se encierra la esperanza del pan que aún no es… no dejas de vivirlo como pan de esperanza que alimenta lo que haces hasta conseguirlo… esto es lo que ocurre con la esperanza que te da Dios: la ves salir como fruto en tu propia vida si estas atento a su cosecha, a lo que Él fue obrando y consiguiendo, más allá de cómo hayan sido los tiempos de tu vivir: en calma, tormenta, sequía… tienes la semilla en tus manos… siempre hay una semilla de esperanza que pide ser arriesgada, que pide volver a ser puesta en juego hasta el fondo, con la certeza de que tarde o temprano será origen de nuevas esperanzas…. por eso tu siembra no puede ser sino en esperanza… y sembrar en esperanza es poner pequeños gestos, cuyo fruto será siempre mayor del que piensas… de ahí que el Tentador, cuando llega el momento, busque aumentar los vientos, miedos y sentimientos de impotencia, con tal de volar la semilla de tus manos, para que no siembres, no esperes y hambrees… con lo cual, no sólo roba tu esperanza, sino que te hace desagradecido… la “rosa sin porqué” siembra esperanza con la gratuidad de su belleza… ¿eres generoso cuando siembras o te guardas algunas semillas?, ¿te consideras un desgraciado porque aún no ves la cosecha a pesar de haber sembrado?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 8,4-15)…