… aquí y ahora, y nada más… en el momento presente, ¡hay tanta luz y tan alta es la melodía, que ya no caben descripciones de ningún tipo!… sólo la acción de gracias que no tiene tiempo, y que es siempre ahora y ¡ya! y ¡aquí!… ¿pretendías escapar a aquélla adversidad, de aquel momento?… ya no puedes escapar de tu propio jardín, de tu lugar, de tu corazón, en suma: del misterio de la gratuidad que te cobija y sostiene… ¿por qué huyes adonde no sabes y aceptas refugios de ficción?… no tienes otro que tu corazón, ¡que el templo inmenso de tu corazón!, abierto siempre a la Presencia Inefable de Quien sigue llamando, llamándote, sin descanso… no lo interpretes reduciéndolo a lo que no sabes ni puedes sospechar… tú, que no quieres que te «confundan» los «otros», no te detengas ni te mires en demasía… dónde estás ahora, ¡déjate encontrar!… la #rosasinporqué acude a donde ya está y en cada instante vuelve a nacer por obra de la gratuidad y siempre más hermosa… ¿sueñas con tiempos y lugares especiales y no vives este momento y dónde estás como un templo, el más precioso?, ¿necesitas de un reclinatorio para orar u oras en espíritu y en verdad sin necesitarlo?… (con el Evangelio de hoy, San Juan 2,13-22)…