… ante cualquier situación puedes ser afable o agresivo… el espíritu de gratuidad pone amabilidad en lo que haces y vives… el adjetivo amable encuentra dos acepciones: amable es, en primer lugar, alguien digno de ser amado y, en segundo lugar, alguien afable, complaciente, afectuoso… si bien la dignidad de ser amado no has de ganarla a base de puños, la afabilidad, complacencia y afectuosidad sí que puedes trabajarla… la amabilidad no solo se muestra a través de las palabras, en su forma y en su contenido, sino que va más allá… también con tu forma de estar, con tu postura… todas tus expresiones exteriores, que muestran en definitiva lo que vives por dentro, pueden expresar afabilidad o falta de ella… lo contrario a la amabilidad es la agresividad… puedes incluso expresar amablemente contradicción o falta de acuerdo… la amabilidad hace la vida más agradable a quienes tienes alrededor, ¿qué mayor gesto de generosidad?… la manera de expresarte y de estar en el mundo va configurando tu mundo interior de manera que puedas percibir también la amabilidad en quienes tienes alrededor… es raro que ante la amabilidad alguien reaccione de manera agresiva, y así, iras pacificando tus relaciones, tu entorno y, en definitiva, tu mundo, y el mundo es lo que caminas… la #rosasinporqué es gratuitamente amable en todo momento, aún con aquellos que la rechazan o contradicen… ¿cómo te comportas cuando eres rechazado o no tenido en cuenta?, ¿te esfuerzas por ser amable, afable, con todos?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 13,54-58)…