Amigo y amiga de la rosa, buscas a diario mil cosas con diferentes propósitos y no pequeñas ilusiones

… amigo y amiga de la rosa, buscas a diario mil cosas con diferentes propósitos y no pequeñas ilusiones… y sufres también esas “ausencias” tan reiteradas, que te reducen y te cierran el paso por el desconcierto que causan… hasta que un día, no sabes cómo ni cuándo, se despeja ese cielo cubierto, que ensombrecía tu andar… es que comienzas a descubrir que en la soledad nunca estás solo en verdad… comienzas a percibir una “plenitud” que no sospechabas ayer… sobre todo en el momento en que aceptas lo que hasta entonces no acababas de conocer… ¡ah, esos pensamientos inoportunos, que te descorazonan!… acepta el silencio, aun en medio del fragor de los combates… la impresión superficial puede aparecer desoladora… se te antoja que estas aquí, no más, inmóvil, detenido, sin lograr dar un paso hacia adelante… se te antoja retornar, una y otra vez, a las maneras que se imponen por allí fuera e imitar los esfuerzos de quienes, tal vez, no arriban a ninguna parte… ¡nada de todo eso!… tu camino carece de resonancias y de cualquier publicidad… es imprescindible dejar la ambición de ser tenido por algo… es urgente horadar la muralla que cierra y cubre tu corazón… tu andar es camino de gratuidad, de entrega y de profunda alegría… la “rosa sin porqué” no anda dando vueltas sin saber qué hacer, cada mañana se da en alegría agradecida… ¿vives dando vueltas bailando con la música que te colocan?, ¿estás atento a la música callada del corazón que te invita siempre a más?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 11,16-19)…