… amigo y amiga de la rosa, vives sumergido en una gratuidad que te excede… como José cuando contemplaba al Niño mientras dormía, y no se cansaba de mirarlo… es que José ha entrado en el misterio de la paternidad, el misterio de su paternidad de hombre, el misterio de la Paternidad de su Dios… ha comprendido, bajo la luz de aquel sueño que lo invadió despierto, que su Niño venía a revelar a los hombres que el Altísimo era el Padre amante de todos los niños de la tierra… José está, sin moverse, mirando al Niño… ¿desde hace cuánto tiempo el Niño le ha tomado un dedo sin que él se dé cuenta?… cuando finalmente José toma conciencia de que su dedo está apretado cada vez más fuerte, baja sus ojos hacia el Niño y descubre Su mirada posada en él… mirada que lo enternece, mirada única, mirada de los niños que se despiertan en la mitad de la noche y ven a su padre sumergido en el silencio y la cercanía… mirada cómplice, inexplicable, de un papá con su hijo… en el otro extremo de la habitación, María, que desde que José se levantó para mirar al Niño no se ha perdido ninguno de sus movimientos y sus silencios, ha vuelto a cerrar los ojos… y no dirá nada… la #rosasinporqué es parábola de José, el hombre soñador agradecido por excelencia… ¿contemplas en silencio arrebatado a quienes amas y tienes que cuidar?, ¿dejas que sólo la gratuidad sea tu fortaleza y tu entereza?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 1,16.18-21.24ª)…