Amigo y amiga de la rosa, hay una fuente en tu corazón que no imaginas

… amigo y amiga de la rosa, hay una fuente en tu corazón que no imaginas… no tienes que subir a ninguna altura para descubrirla… debes, más bien, “bajar”, “descender”… ¡no te asusten ni temas tus sueños!… ¿por qué?, ¿no sabes que recibirás infinitamente más de lo que deseas?, ¿no sospechas que, de algún modo, ya tienes lo que siempre buscas?… ¿en qué «nivel» te encuentras hoy?… si te animas a descender por aquellos caminos que trazas y que sólo conoce el que se atreve por ellos, entonces quedarás ¡admirado!… aunque falte esa dura comprobación que por aquí y por allá pretendes, ¡la fuente del corazón y de la vida! se encuentra dentro tuyo… descansa, pues, en ella sin dudar, no temas… no te espante el fracaso y la contrariedad… puedes levantar más la altura de tu vuelo descendiendo… ¿no te imaginabas semejante cosa?… siempre puedes ir más alto bajando… siempre puedes cavar más hondo adentro… y lo más increíble es que así lo has hecho siempre sin darte cuenta… el camino trazado no es vano, nunca es vano, sobre todo cuando te vuelves, cuando sea, a ese centro que sueñas y que, sin embargo es… la “rosa sin porqué” descubre desde abajo la gratuidad de todo sin necesidad de encaramarse… ¿tienes enferma tu mirada y eres esclavo de lo que no alcanzas?, ¿temes descender de donde te encuentras pensando que sales perdiendo?… (con el Evangelio de hoy, san Lucas 19,1-10)…