Si amas, sales de ti

… si amas, sales de ti… de tu centro, de tus seguridades, sales porque amas… sales a la puerta y la puerta es el corazón del que amas… el que amas ha salido, está afuera, y tu corazón enamorado está afuera… está donde está tu tesoro: en el que amas… por eso tu corazón sale, porque el amor te hace salir… el salir te ha expuesto, el que amas está expuesto… el corazón está puesto en el lugar en que el amor lo saca, lo pone… nada de lo que puedas hacer por aquel que amas, debes dejar de hacerlo… por eso debes salir, eso es amar… si lo que amas no es algo distinto de ti mismo, no haces sino convertir el amor en egoísmo… y ese amor egoísta que no sale, encierra… no es posible quedarse dentro cuando lo que se ama está fuera… ¿cuántos hay fuera y cuánto verdadero amor hay dentro para salir?… ¿hacia cuántos quieres salir?… ¿cuántos dejas fuera: fuera de tu palabra, de tu mirada, de tu escucha, de la ayuda de tus manos?… ¿cuántos quedan fuera de tu respeto, de tu sinceridad, de tu preocupación, de tu compasión?… ¡cuántos están fuera, y seguirán estando, mientras sigas dentro de ti mismo!… si tus manos sólo se atienden a sí mismas, si tu mirada no logra ver más allá del espejo, si tu oído no deja de hacerte eco a tu propia voz, si tu palabra no aprende lo que es el diálogo… no podrás descubrir que hay una mirada, una palabra, una escucha, y una hermandad de otras manos… “Señor, ¡enséñame a amar!”… la “rosa sin porqué” sale cada mañana para buscar, o a esperar, al amado que está fuera… ¿sales o te quedas?, ¿aceptas quedar expuesto por quienes amas?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 22,34-40)…