… amanece, levanta, pues, la mirada y el corazón más allá de la baldosa en que te encuentras… conversa con Dios en tu corazón y agradece el don de la vida aunque venga algo abollada… suscita, desde temprano, pensamientos y sentimientos de bien… deja que la oración de la mañana te muestre un horizonte dónde el día comienza límpido y fresco para soñar, esperar y compartir… no te permitas, en las primeras horas del día, esos malos humores que después te visitarán… disfruta de la paciencia fecunda de no hacer nada ya que luego andarás a las corridas… es que la falta de bien en tus primeros pensamientos y sentimientos va haciendo poroso tu día, y el mal y las preocupaciones irán impregnando tu interior… y, sin darte cuenta, cualquier decisión que tomes terminará contagiada de esa tendencia perversa de sólo pensar en ti y en lo que te conviene e interesa… hasta puedes llegar a “eliminar”, sacarte de encima, al otro, al hermano, si es un estorbo o un impedimento para lo que deseas… no seas tan malo contigo y regálate silencio desde temprano para luego poder abrazar a todos… la #rosasinporqué sabe que necesita de momentos de silencio en la gratuidad para enfrentar la jornada con alegría, esperanza y paz… ¿cómo comienzas tus días?, ¿cómo combates la maldad que siempre está dando vueltas para meterse en tu corazón?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 21,33-46)…