“Ama y haz lo que quieras”, decía San Agustín, afirmando la integridad en el bien de aquel que ama de verdad

… “ama y haz lo que quieras”, decía San Agustín, afirmando la integridad en el bien de aquel que ama de verdad… así, ante cualquier duda, ante cualquier dilema, tú asegúrate de hacerlo por amor y estarás haciendo lo correcto… el problema es que amar no es tan sencillo, porque a veces aquello que crees que es amor no dura en el tiempo… otras veces, detrás de un acto aparentemente generoso, descubres que te estás buscando a ti mismo, que en realidad te ofuscas si no se te agradecen lo suficiente… quieres amar, pero depende de a quién, hay gente a la que eres incapaz de amar porque te producen rechazo, o te son desconocidos, o simplemente porque ellos tampoco te tratan bien… a veces no te atreves a amar por miedo a que te hagan daño, prefieres simular un sucedáneo de amor, que te permita pasar sin que te duela… en ocasiones, amar supone renunciar a tu tiempo o a tu libertad… ¡qué fácil es querer el bien, pero qué difícil hacerlo bien!… un corazón endurecido por el egoísmo, no puede hacer lo que quiera porque no ama… un corazón plastificado por la indiferencia, no puede hacer lo que quiera porque no ama… un corazón hinchado por la soberbia, no puede hacer lo que quiera porque no ama… un corazón de “carne”, frágil y vulnerable, donde caben silencios y palabras, oración y acción, lágrimas y amistades, consuelos y broncas, alegría y cruz, no intenta hacer lo que quiera porque amando respeta… la #rosasinporqué ama sin más y de más, la gratuidad la lleva a hacer bien el bien sin presunción ni vanidad… ¿cómo está tu corazón?, ¿pretendes una libertad absoluta siendo tan solo un ser contingente?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 13,10-17)…