Acariciar, ¡a veces se trata de eso!… permanecer “conectado” con tu mundo

… acariciar, ¡a veces se trata de eso!… permanecer “conectado” con tu mundo, con los tuyos, con los que amas, día a día… sonreír a quien está triste, estrechar una mano, ofrecer un abrazo, acariciar un rostro estando ahí… ver, y aún más, mirar al otro… oír, y entonces escucharle… estar ahí para ellos, y hacérselo saber… es posible que intentando muchas de estas maneras de comunicación no recibas las respuestas que aguardabas… este «silencio» es muy grande y es, también, muy elocuente y doloroso… toda «comunicación cordial” comporta un cierto riesgo, y demasiado “yo” estropea todo… para librarte de ti mismo, lanza un puente más allá del abismo de la soledad que tu egoísmo ha creado… intenta ver más allá de ti mismo, intenta escuchar a algún otro, y sobre todo prueba en esforzarte por amar en vez de amarte a ti solo… si quieres ser, tienes que librarte ante todo del exceso de poseer que tanto te llena, de pies a cabeza… ¿cómo quieres acariciar si tus manos parecen garras sobre las cosas?, ¿cómo quieres mirar al otro si sólo te miras a ti mismo?, ¿cómo quieres abrazar si nunca extiendes tus brazos?… la #rosasinporqué permanece en la gratuidad y así da frutos de cercanía y gratitud a todos y en todo momento… ¿permaneces en la gratuidad para dar frutos de gratitud o caes en la mezquindad y comienzas a quejarte de todo y por todo?, ¿acaricia o rasguñas, abrazas o estrangulas?… (con el Evangelio de hoy San Juan 15,1-8)…