A veces se confunde “poder” con “privilegios”, y “libertad” con “caprichos”

… a veces se confunde “poder” con “privilegios”, y “libertad” con “caprichos”… la contraposición entre poder como “recurso a tu servicio”, y el poder como “servicio a favor de los demás” es una de las tensiones más presentes en personas, sociedades, pueblos e instituciones… ¿es Dios “poderoso”?… creo en un Dios impotente, en un Dios débil, debilitado… creo en un Dios que no puede, que no triunfa, derrotado… creo en un Dios tan vecino, que se vuelve un Dios humano, que Su vida entre nosotros, es muerte que le entregamos… creo en un Dios sin poder, hecho hombre y torturado, y por corona: ¡espinas!, y por respuesta: ¡insultado!… creo en un Dios impotente, un Dios de brazos atados, un Dios distinto a los hombres poderosos, soberanos… creo en un Dios que no sabe negar lo que ha declarado… creo en un Dios impotente, ¡impotente de enamorado!… creo en un Dios novedoso, de novedad siempre a mano, que genera a cada instante lo que el amor va dictando… creo en un Dios generoso, del amor crucificado… creo en un Dios también pobre, que tiene a los pobres al lado… creo en un Dios que no puede, ¡es el amor quien lo ha atado!… creo en un Dios sin poder, pobre, ¡resucitado!… por eso no concibo la autoridad como “poder”, ni al poder como “privilegio”… la #rosasinporqué posee el poder de la humildad que la pone al servicio de la gratuidad de quienes la contemplan… ¿qué clase de poder ostentas ante tus hermanos?, ¿tu poder ayuda a vivir en libertad y a sanar vidas o tu poder enferma y esclaviza?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 9,1-6)…