Saborear lo esencial y ser feliz,
conservar la paz abordando las situaciones con paciencia,
buscando el lado bueno de las cosas y de las personas,
hacer las cosas con totalidad e integridad,
tararear lo vivido mientas se va de camino,
amar y dejarse amar.
Sabiduría.

Vivir sin porcentajes de entrega,
descentrado del pegajoso yo,
estando más que haciendo,
compartiendo,
y ser feliz.

Es todo o nada.

“Señor,
sostén tu mirada de amor,
esa que me descolocó y enamoró,
me liberó y desapegó,
y me hizo tan feliz.
Que deje lo dejado
y saboree lo esencial,
que es permanecer amando a todos
sin especular.
Amén”.

(… la #rosasinporqué adquirió la sabiduría de la gratuidad y es profundamente feliz con las pequeñas cosas… con el Evangelio de hoy, San Marcos 10,17-30…)