Manos que acompañan

… manos que acompañan, acarician y sanan, que prolongan el corazón que ama consolando… manos que tallan muy despacio el silencio, y trabajan humildes en el fondo del taller… manos que siembran de amor todo tiempo y esperan el momento en que comience a crecer… manos que tienen ovejas en ciento, y dan a cada una, el valor de las cien… manos que calman tempestades y vientos, y llaman e invitan a dejar para tener… manos que saben de corazones hambrientos y multiplican los panes para darles de comer… manos que sacian al que busca sediento, y le indican el pozo que ignora dentro de él… manos que no temen tocar al enfermo y le sanan su lepra, conforme a su fe… manos que sanan la vista del ciego y encaminan sus pasos, para que a Dios y a los hermanos, vuelva a ver… manos que levantan la niña del sueño, despertando a sus padres del descuido de ayer… manos que enseñan, como lo hace el Maestro, sin temor a agacharse y lavar nuestros pies… la “rosa sin porqué” es como una mano que acaricia y sana por el exceso de su gratuidad… ¿prolongan tus manos tu corazón amante y enamorado?, ¿acarician y sanan tus manos cuando tocan, o arañan y enferman?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 8,5-17)…