Vivir encorvado es lastimoso y puede ser miserable

… vivir encorvado es lastimoso y puede ser miserable… lastimoso, cuando los problemas no te dejan levantar la mirada y no puedes ver el rostro de quienes te rodean… miserable, cuando es el egoísmo el que te impide ver los rostros de los demás… cuando el amor no está dirigido hacia otro, se vuelve sobre sí, se encorva, no llega rectamente, no sale de sí, se cierra… tanto quien no ama rectamente como quien no es amado rectamente, viven una realidad encorvada… el primero, no ve qué otro amar… el segundo, no ve qué otro lo pueda amar… y así, ambos se cierran… la rectitud del amor se logra buscando que el amor conecte y una dos realidades distintas: la del otro y la tuya… el amor encorvado, torcido, vuelto sobre sí, quiere que todo el amor que da y recibe siga los dictámenes del propio egoísmo, que se cumplan sus caprichosos planes… mientras tu amor no tiene rostros, está encorvado, está vuelto sobre sí… la “rosa sin porqué” no vive encorvada, siempre ve agradecida el rostro que la mira… ¿vives encorvado por los problemas, por tu egoísmo, y no puede ni recordar los rostros que dices tanto amas?, ¿te dejas curar para vivir mirando a los ojos?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 13,10-17)…