Ver en un instante la eternidad

… ver en un instante la eternidad, en una rosa la gratuidad y las espinas… haber hecho lo posible, al menos haberlo intentado… y en un instante, en una foto, en una palabra, en una mirada, sufrir no tener ya fuerzas ni tiempo para más… y, sin embargo, seguir amando, seguir buscando, seguir luchando… pero, llorar… si, llorar, no de bronca porque no se pudo, no de cansancio por el cuerpo doblegado, no de impotencia por las heridas de las espinas de la indiferencia y la ingratitud… llorar de amor, llorar con esas lágrimas húmedas que sintetizan el instante, la eternidad y la rosa… ¡si te hubieras dejado mirar!, ¡si te hubieras dejado abrazar!, ¡si te hubieras dejado ayudar!, ¡si te hubieras dejado perdonar!, ¡si te hubieras dejado amar!… no me doy por vencido, ¡porque te amo!… no me cruzo de brazos, ¡porque te amo!… extenderé mis brazos tanto, ¡tanto!, que aunque para Mí sea una cruz, para ti será siempre amor donado, gratuito y entregado… la #rosasinporqué llora por la ingratitud, pero con esas lágrimas humedece sus raíces para abrirse en más gratuidad… ¿la ingratitud sufrida se volvió en ti reproche o más amor?, ¿sigues llorando?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 19,41-44)…