Ver a tantos buscar respuestas

… ver a tantos buscar respuestas, saber que escuchan y que esperan, y que quedan llagas abiertas, y que hay que regresar, a la vida y a la familia, y que desfallecer en el camino será cosa cierta… hambre de Ti que quema, Muerto vivo, Cordero degollado en pie de Pascua… sin alas y sin áloes testigos, todos llamados a palpar Tus llagas, en todos los recodos del camino, sobrarán Tus pies para besarlas… tantos sepulcros por doquier, vacíos de compasión, sellados de amenazas, callados, a su entrada, los amigos, con miedo del poder o de la nada… pero quema aun tu hambre, Cristo, y en Ti podré, para mis hermanos, encender el alba… sí, lo sé, nadie estuvo más solo que Tus manos, perdidas entre el hierro y la madera, mas cuando el pan se convirtió en hoguera, nadie estuvo más lleno que Tus manos… nadie estuvo más muerto que Tus manos, cuando, llorando, las besó María, mas cuando el vino ensangrentado ardía, nadie estuvo más vivo que Tus manos… nadie estuvo más ciego que mis ojos, cuando creí mi corazón perdido, en un ancho desierto sin hermanos… nadie estaba más ciego que mis ojos, y grité: “Señor, ¡por qué te has ido!”, y Tú estabas latiendo entre mis manos… la #rosasinporqué sabe de soledad y de hambre, pero se sacia de gratuidad y acompaña y alimenta a tantos… ¿sabes de búsquedas y de insatisfacciones?, ¿cómo sacias tu hambre y el hambre de los tuyos?… (con el Evangelio de hoy, San Marcos 8, 1-10)…