Ven hermano hacia mí

… ven hermano hacia mí, que convivo con mi pecado, y corrígeme… vengan de a dos, si es necesario, o venga la Comunidad entera, porque soy orgulloso y no escucho, porque soy soberbio y hago la mía, porque soy altanero y miro a todos desde arriba… ¡vengan!, no me dejen en mi miseria, ámenme para que me convierta y viva… y recen, por favor, de a dos, que no lo hago yo, porque el Señor se hace presente y los escuchará y, puede ser que entonces, cambie mi corazón… ¡vengan, hermanos, y denme la mano que yo jamás les ha dado!, ¡vengan, hermanos, ustedes que son Comunidad, y ofrézcanme un corazón manso y humilde que yo jamás les he brindado!… cansado y abatido, aquí estoy, arado de arriba abajo, despojado de la vieja cosecha, sin una sola hierba verde… aquí estoy, mi indiferencia y mezquindad me han volteado de dentro afuera y han sacado al aire la entraña frágil y la piedra dura… aquí estoy, todo entero al sol que quema y al rocío de la noche, puro surco rajado, herido de esperanza, abierto para nueva siembra, hambriento de vida, sediento de familia, necesitado de Comunidad… ¡aquí estoy, hermanos!… la #rosasinporqué ama a sus hermanos, por eso desde la gratuidad se acerca a corregir al que peca… ¿te acercas con amor y humildad para corregir a tu hermano que peca?, ¿te dejas corregir por tus hermanos?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 18,15-20)…