Una rosa deshojada

… una rosa deshojada,
pétalos deshilvanados,
pétalos junto al Sagrario,
o simplemente en el barro,
nadie los contempla en la tierra,
los consideran deshecho
poque no sirven para nada…

… ¿no sirven para nada?…

… no importa si ayer,
con fragancia delicada,
perfumaron a todos en la casa;
con belleza intacta,
enamoraron a todos en la casa;
con suavidad pequeña,
acariciaron a todos en la casa….

… ¿no sirven para nada?…

… vidas ocultas
que cimientan bajo tierra,
que siembran mañanas,
que despiertan esperanza,
glorifican,
sirven,
aman…

… ¿no sirven para nada?…

… vidas entregadas,
sin ostentación ni alaraca,
sin vanidad ni fotos logradas,
en los conventos, en las parroquias,
en las oficinas y en las fábricas,
en las calles y en las casas…

… ¿no sirven para nada?…

“… te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra,
por haber ocultado estas cosas
a los sabios y a los prudentes
y haberlas revelado a los pequeños;
sí, Padre, porque así lo has querido…”
(Lucas 10,21bc)

(… la “rosa sin por qué” aprendió de Teresita, en su gratuidad de vida, el valor de los pétalos deshojados… con el Evangelio de hoy, San Lucas 10,17-24…)