Qué triste pasar junto a las flores y no verlas

… qué triste pasar junto a las flores y no verlas, que horrible tener a un pobre sentado tan cerca y no darse cuenta, qué hipocresía festejar y luchar por la vida e ignorarla o despreciarla en los más inocentes… ¡la gratuidad te da ojos, la mezquindad te ciega!… amigo y amiga de la rosa, ¡deseo que veas!… sí, que veas más allá de tus intereses y conveniencias, más allá de tus gustos, más allá de tus razones o creencias… que veas el rostro de tu hermano encada esquina, en cada rincón, en cada puerta… que veas reír al desheredado, con risa alegre y renacida… que veas encenderse la ilusión en los ojos apagados de quien un día olvidó soñar y creer… que veas los brazos que, ocultos, pero infatigables, construyen milagros de amor, de paz, de futuro… que veas oportunidad y llamada donde a veces sólo hay tinieblas… que veas cómo la dignidad recuperada cierra los infiernos del mundo… que veas al niño por nacer en los brazos de su mamá ante la sonrisa de su papá… ¡que veas a tu hermano!… no quieras andar ciego, perdido de las presencias, distraído por la nada, equivocando tus pasos hacia lugares sin nadie… que veas, que veas sus rostros en cada esquina, en cada rincón y hasta en la puerta de tu casa… la gratuidad te da ojos, la mezquindad te ciega… la #rosasinporqué sabe mirar en cada esquina, en cada rincón, en cada puerta, y por la gratuidad siempre se encuentra con alguien para acompañar, para compartir o para ayudar… ¿ves a quienes están a tu puerta o tan ocupado en tus cosas te encuentras que te resultan invisibles?, ¿ignoras a Dios cuando vives rodeado de Él en tus hermanos?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 16,19-31)…