… ¿desprecio?, ¿incomprensión?, ¿desconsideración?… ¡cuántas veces te lamentas por no ser “entendido” o “acogido” o, simplemente, “bien recibido”!… ¡no se tiene en cuenta la importancia de tu presencia!… en realidad ¡no importa!, en efecto, es preciso que no vaciles y que te afirmes en la gratuidad y no en la vanidad… la prudencia te ayuda y te guía y, sobre todo, esa convicción firme y apasionada de hacer lo que hay que hacer, aunque nadie acompañe, aunque la soledad te abrace y no te suelte… aprende a valorar esas decisiones que sabes que has de tomar… es verdad que hay, en todas partes, un ambiente muy denso de presiones de todo tipo, que asustan y desvían, llevándote por sendas perdidas… no te apartes del camino directo para no quedar en vana conversación por los lados, por esos “costados” que distancian y alejan de lo esencial… has de adherir fuertemente a lo “esencial”, que es la gratuidad, en tal cosa consiste tu salvación, tu dicha y tu vida… la #rosasinporqué no equivoca el camino por la porfía de desatenciones e incomprensiones, ella se mantiene con fidelidad enamorada a la gratuidad… ¿cómo vives las incomprensiones y los desprecios?, ¿temes quedarte solo y marginado por defender la verdad e intentar hacer el bien a toda costa?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 21,33-46)…