Trabajar, trabajar, trabajar

… trabajar, trabajar, trabajar… esa es la condición del hombre bajo el sol… para llevar el pan necesario a la mesa de su familia, para construir la sociedad en permanente desarrollo, para dignificarse y dignificar… trabajar para poder disfrutar del pan compartido, de la familia reunida, de la comunidad en camino… sí, trabajar para subsistir, para sobrevivir… pero trabajar, principalmente, para vivir y convivir, para escuchar música, para contemplar la belleza de la creación, para escribir poesías, para leer un buen libro, para tomar mates juntos, para dar una mano a quien más lo necesita… trabajar para tener momentos distendidos con los amigos, para tener tiempo libre con los que amamos, para dedicarle a Dios exclusivamente el corazón en la oración… trabajar para “descansar”, y no “descansar” para seguir trabajando… cuando todo el trabajo se convierte en “neg-ocio”, claudicamos, nos devaluamos, el hombre termina siendo un depredador, un lobo para los demás… “trabajen, no por el alimento perecedero, sino por el que permanece hasta la Vida eterna”… la #rosasinporqué trabaja todos los días desde sus raíces y hojas, así puede regalar gratuitamente la hermosura de sus pimpollos… ¿trabajas para descansar o descansas para trabajar?, ¿buscas solamente negocios o te interesa el ocio?… (con el Evangelio de hoy, San Juan 6,22-29)…