¿Tienes una balanza al alcance de la mano?

… ¿tienes una balanza al alcance de la mano?… pues si es así, pon en uno de los platillos esas cosas que tanto te preocupan ahora y comprobarás, inmediatamente, que no tienen peso ni valor alguno… en cambio, si colocas en el otro platillo la gratuidad y la gratitud, eso bueno que está en tu corazón, el peso será enorme y hasta se romperá la balanza, pues no hay modo de pesar, ni de medir tanta maravilla… el tamaño y el peso de las cosas siempre engañan, la mensura cuántica desfigura el valor cualitativo de lo interior verdadero… lo que te duele, duele y tanto, según la atención que le prestas y a causa de la ansiedad que te desvía… esta ansiedad proviene de una sed desproporcionada de “realizaciones”, sobre todo en el orden afectivo, que heredas desde hace tanto, tanto tiempo, de situaciones que bien conoces o que puedes rectamente suponer… la batalla de esta angustia ya está ganada, sólo ves su ocaso y su caída, la fuente de ese resplandor engañoso ya no está, asistes a sus últimos reflejos en el cielo de la noche nueva… repito, no temas, siembra la gratuidad en tu corazón y verás, pon gratuidad a tus acciones y verás… lo insignificante no es tal… no quieras comprender encerrando, midiendo y razonando… de lo escondido, de tu impotencia o de lo que te supera, de lo que no depende de ti, aprende, acoge y persevera… ¿quién eres?… el tú de la gratuidad… el tú de quienes te aman desinteresadamente… la #rosasinporqué valora la pequeña e insignificante gota de rocío que gratuitamente recibe cada día, con ella refresca sus pétalos y humedece sus raíces… ¿valores los pequeños detalles de miradas, palabras, caricias y abrazos, sabiendo que hacen la diferencia en el trato?, ¿mides las cosas por el tamaño exterior o por la gratuidad germinal que esconden?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 13,18-21)…