La “estrecha puerta” es la “pequeña” senda que no es fácil encontrar inmediatamente

… la “estrecha puerta” es la “pequeña” senda que no es fácil encontrar inmediatamente… porque, lo sabes muy bien, el “tesoro” está “escondido” en algún lugar del caminar… el camino, en realidad, es pequeño y silencioso… no hace ruido para seducirte, al contrario, te llama siempre, primero, a no llevar mucha carga en el andar… la gratuidad necesita precisamente esto: discreción, austeridad, sencillez, casi secreto… ¡ah, secreto de la vida, secreto de la felicidad, que sólo los humildes conocen en su inefable profundidad!… la “estrechez” de la puerta y lo “angosto” del camino no te asusten, no huyas ante el desafío de la gratuidad… no haya peros, reparos, vueltas y revueltas, complicidades y trampas… arrepiéntete de estar tan lleno de cosas, cargado y saturado de nada realmente importante, y comienza a andar confiadamente… ahora es el momento de que atiendas, que escuches, más allá y más adentro, íntimamente, esa delicadísima voz que te despierta a “más”… permanece en la gratuidad, en la fuente de la alegría y de la paz, en tu origen y nacimiento… nada ni nadie te puede apartar de la gratuidad… pasa adelante, acoge, descubre la sonrisa inefable de los agradecidos… la #rosasinporqué evita los portones amplios y las avenidas anchas, sabe que la gratuidad no necesita propaganda ni exposición, sino discreción y sencillez… ¿buscas los portones amplios para colarte o escoges las puertas estrechas para identificarte?, ¿caminas en senderos estrechos disfrutando el caminar y el paisaje o prefieras las avenidas para rápido llegar?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 13,22-30)…