… ¿temes lo que pueda advenir?, ¿temes lo que no es ni puede ser?, ¿temes porque hace tanto tiempo que nada puedes?… es que la excesiva actividad, el movimiento constante sin paz, te atan y te enlazan sujetándote en las «vueltas» y «revueltas» de un camino que no llegas a recorrer… la pobre «fantasía» gime volando de un lado para el otro, porque hasta ella misma teje amenazas y diseña peligros… y, sin embargo, el horizonte está despejado… en efecto, está dentro, en tu interior, no fuera como siempre has sospechado… suponías que tantas cosas acaecían fuera, por allí, sin reparar que lo que acontece está dentro y depende de tu corazón… ¿ignoras la «fuerza» de la «adhesión» del corazón?… tras los gemidos, detrás de esas murallas frágiles de papel, sigue sin pausa la melodía que trae el silencio y siembra la paz… ¡espléndido amanecer!… ¡hoy es el día, tu día!… ¡aurora sin par que sólo nace en la soledad!… y a la soledad no vas porque desde el principio estás en ella… es ésta la realidad profunda que te cuesta descubrir… las distracciones son tantas y tan variadas que acabas seducido por lo que no es… la #rosasinporqué se concentra en su adentro para vivir con gratitud y alegría el afuera… ¿estás inmovilizado de tanto movimiento estéril?, ¿sabías que hoy amanece y es tu día si dejas que el Señor te encuentre?… (con el Evangelio de hoy, San Juan 5,1-3ª.5-18)…