… te encuentras “dividido”, “confundido”… perdido en el “desierto” de hoy y de la historia de siempre… y vuelves a la pregunta sin respuesta… “y ahora, ¿qué?”… la claridad de una respuesta no depende de las «certezas» del momento, ni de la lógica habitual… la respuesta, ¡y la vida toda!, está en el origen, en la raíz, en la misma gratuidad encendida más allá de todo lenguaje… quisieras ajustar lo que no se ajusta, quisieras lograr la síntesis que despejara tantas dudas y expulsara toda vacilación… pero caminas a oscuras en sólo la luz del sol… la luz interior, la luz de la gratuidad, nunca se apaga… pero es escondida, silenciosa, recatada, pudorosa… vuelve a la quietud de tu jardín interior, sin protestas ni reclamos… más adentro está la respuesta… la #rosasinporqué no está divida, ni confundida, la gratuidad la ilumina y unifica en todo momento… ¿buscas más adentro las respuestas a tantas preguntas?, ¿vives dividido y confundido?… (con el Evangelio de hoy, San Marcos 3,22-30)…