… te empeñas en etiquetar, en categorizar, en dividir, en simplificar, en incluir a todo el mundo en categorías estancas… intentas atrapar el mundo en tus percepciones… están los que aciertan y los que se equivocan, los que se bañan y los que se duchan, los que son felices y los que buscan la felicidad, los que sueñan y los que no sueñan, los que viajan y los que se quedan, los que creen y los que no creen… así estás y vas, cuando no sabes para qué estás ni hacia dónde vas… persiguiendo sueños que otros te venden, atascado en laberintos de promesas sin salida, confundiendo la felicidad con tristes sucedáneos, convertido en masa acrítica que va donde todos los demás… así estás y vas, sin darte tiempo para descubrir que estas insatisfecho, porque antes de llegar a pensar vuelves a entramparte en otra nueva búsqueda para a nada arribar… ¿y a eso le llamas felicidad?… si quieres, hoy comienzas un camino para llegar al lugar donde se te ofrece gratuitamente la gratuidad, fuente de toda felicidad… es un camino y es un tiempo, es el Adviento, es un tiempo de espera y es un camino en esperanza… ¡anímate!, ¡arriésgate a esperar!, ¡atrévete a confiar!… y tus ojos no dejarán de sorprenderse, tu corazón de alegrarse y tus labios de cantar… la #rosasinporqué vive de y por la gratuidad, por eso no deja de sorprenderse, de alegrarse y de cantar… ¿te animas a esperar y caminar con esperanza?, ¿eres feliz?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 21,25-28.34-36)…