… sueñas, sí, sueñas y deseas y ¡tantas veces! quisieras liberarte de tus sueños, de tus deseos, de esas tensiones que no te dejan en paz… pero sigues soñando y, lo que es peor, comienzas a comparar y a analizar: “¿será por aquí, será por allá?”, “¿me equivoqué ayer, tropezaré mañana?”… quien vive, desea… ¡esto es así!… no te asustes ni temas tu deseo… pero no lo empequeñezcas, no lo mezquines con ilusiones o imágenes de dudoso nivel… no sueñes con convertirte en Julio César o en Juan de los Palotes… es indudable que empresas y tareas las hay y merecen tu aplicación… pero ellas, todas ellas, se dan donde no las puedes registrar a tu antojo y donde no caben imitaciones ni máscaras… tú eres “misión”, “deseo”, “sueño”… no para aplauso o espectáculo de nadie, sino para ser plenamente tú mismo… eres “sueño” de otros, “misión” para otros, “deseo” con otros… la #rosasinporqué es ella misma sueño, misión y deseo, la gratuidad le impide vivir como arrendada o hipotecada… ¿vives soñando o has alquilado o hipotecado tu vida?, ¿eres misión abierta en vocación vivida?… (con el Evangelio de hoy, san Lucas 4,21-30)…