… si puedes buscar con ahínco lo amado perdido, ¡entonces tu amor fue y es verdadero!… si puedes postergar otras cosas para salir a buscar lo amado perdido, ¡entonces es que amas en serio!… y si al encontrarlo no puedes contener la alegría y los gestos, abrazos y besos, ¡entonces nunca lo habías perdido!… a pesar de tantos condicionamientos y errores, eres como quieres ser… eres lo que deseas, eres lo que amas y quien te ama, y eres lo que buscas… «buscar»… sí, buscar… pero es necesario que poseas la decisión de encontrar… y esto se llama: “esperanza”… la “esperanza de encontrar lo amado perdido” es querer “no haberlo perdido”… las dudas te asaltarán por todas partes, pero sólo afectarán tu exterior… todas tus obras y gestos de amor, y de búsqueda, se hacen una sola realidad y transforman tu angustia y tu desazón en inquietante esperanza… la «soledad» en la búsqueda no es tiniebla opresora sino incesante amanecer… por eso, no te instales presuntuosamente ni des cabida a lo efímero de los aguafiestas… y Dios te libre de lo «parecido»… no es lo mismo esperanza que ilusión… la ilusión de no desilusionarse es vana, es más conveniente la desilusión por no ilusionarse… ¡coraje, pues!, sal a buscar lo que amas y has perdido… la #rosasinporqué nunca deja de buscar lo amado perdido, la gratuidad la llena de esperanza… ¿qué haces cuando alguien en tu familia está llevando un camino equivocado?, ¿cómo alimentas la esperanza ante tantas desilusiones, fracasos y puertas cerradas?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 18,12-14)…