… «si no te vuelves como este niño»… ¿se trata de una especie de esfuerzo, de efectivo voluntarismo, para transformarte, tal vez según un método, en lo que ya no eres?… no es eso, porque ese «niño», éste «niño», ya vive en tu corazón… es la gratuidad del nacimiento virginal de Dios y en Dios, es tu condición verdadera, escondida y no manifiesta sino luego de esa aventura de vida y de gracia que puede llamarse «descenso al corazón»… sí, claro, descenso hacia una realidad escondida, reencuentro con el Origen de todo… no te conformes con lo que «se dice» o lo que «se aprueba» o «se aplaude»… ¿has tenido infancia?… recupera, entonces, los abrazos, las sonrisas, los mimos, la mirada atenta de quienes te aman sin poseerte… ¿porqué te alejaste de estas gratuidades esenciales?… vuelve a ser niño, vuelve a casa… la #rosasinporqué no deja de ser niña, la gratuidad la mantiene siempre en “casa”… ¿dejas que prevalezca el niño que habita en tu interior?, ¿cómo cuidas al niño en el corazón de tus amados?… (con el Evangelio de hoy, San Marcos 10,13-16)…