Si quieres orar, comienza por retirarte

… si quieres orar, comienza por retirarte, por ponerte junto al Padre, allí, fuera… fuera del amor que haces volver sobre ti, fuera de tu propio mirar, fuera de lo que te inquieta, de lo que crees tu justicia y no hace sino justificarte, fuera de tus resentimientos y rencores encerrados, fuera… entonces, recuerda que estás allí porque la Misericordia del Padre llegó sobre ti, sólo por eso… tu oración comenzará cuando aceptes estar ahí para ofrecerte junto con el Padre, para quedar expuesto como Él… tendrás que ejercitar la amplitud de tus brazos hasta alcanzar “la medida del amor extremo”, que es Su medida… la misma con que te juzga y en la que debes juzgar a tu hermano… sólo así, se afinará tu mirada y sabrás descubrir hasta la señal más pequeña que anuncie su regreso… eso sí, en cuanto la percibas debes estar dispuesto a correr detrás del Padre, porque en el lenguaje de su Corazón correr es tomar la iniciativa de amar… y amar es dar lo que se tiene y quiere… y lo que tienes más a la mano es a ti mismo: por eso, amar es darse… recién entonces, ora al Padre… y descubrirás que Su gozo es el tuyo, y que junto a miles de hermanos pródigos como tú, estarás celebrando el regreso a su Corazón de Padre… la “rosa sin porqué” aprendió a orar dándose con pétalos a pesar de sus espinas… ¿sabías que orar no es difícil sino imposible si no dejas que el Padre y tus hermanos oren en ti?, ¿recitas o balbuceas el Padrenuestro?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 11,1-14)…