Eres en quien te abandonas y amas

… eres en quien te abandonas y amas… lejos de quitarte identidad, el suave abandono te define plenamente… el reclamar certificado de garantía para amar y confiar es despreciable… “ponerme allí en tus manos, Señor, es soltarme ante todo de las mías, es dejar de llamar mío a lo que sólo por ellas pasaría, es saber decirte ‘vamos’ cuando anuncies la partida, es no esconderte aquello que bien clarito me pedías… ponerme allí en tus manos es quedar en otras manos extendidas, es dejar que otro me lleve donde solo nunca yo me iría, es confiar que el que acompaña quiere mostrarme una salida, es creer que ‘el que todo lo puede’ en mí también poder podría… ponerme allí en tus manos es mirar lo que otros tienen sin envidia, es aceptar la cruz que me visita y descubrirla siempre ‘bien-venida’, es compartir con otros mis cansancios y fatigas, es mirar mis necedades y aprender sabiduría… ponerme allí en tus manos es saber que aún me doy con mis manos vacías, es creer que Tú ya estás donde yo no llegaría, es no pedirte más cuando migajas bastarían, es no buscar más signos que los que en mí Tú ya ponías… ponerme allí en tus manos es obra de Ti, pues de ser por mí, no me atrevería….”… la “rosa sin porqué” se pone en las manos de la gratuidad y confía, se sabe amada y ama… ¿quién eres?, ¿has sido capaz de ponerte, con suave abandono, en las manos de quienes amas?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 9,7-9)…