“¿Qué puedo hacer?”

… “¿qué puedo hacer?”, te preguntas inquieto ante tantas “cosas por hacer”… a esta “hora” no es oportuno responder esto o aquello, sino atender, en el corazón, lo que allí habita desde siempre… ahora mismo surge lo que aguardabas sin sospechar nada… alégrate una y mil veces aunque nada veas a tu alrededor, aunque todo lo cubra el silencio, aunque el desorden de la hora presente acabe por asustarte… a pesar de lo que fuere todo está, todo se da, la respiración profunda ni desfallece ni puede desfallecer… todo lo tienes o todo lo recibes… si no hay ruidos ni estrépitos, si nadie garantiza con sellos y documentos: ¡no importa!… la vida late, el corazón late… Dios regala y es Presencia… no temas, aunque te sientas en soledad, aunque te halles solitario… nada especial tienes que hacer… calla y reposa, y recibe con gozo, allí nace la oración y la vida… ¡quien ora todo lo tiene!… la oración abandonada y sincera, la más simple, es el decoro y respiro de tu vida, nada tan hondo como la vida en Dios o la vida de Dios… ¿qué más decir?… aloja la oración en tu respiro: da todo a Dios cuando expiras y recibe a Dios solo cuando inspiras… la #rosasinporqué no vive angustiada por lo que tiene que hacer, ya que todo lo hace desde y con la gratuidad… ¿vives angustiado por lo debes hacer en la vida?, ¿dejas que la oración te ilumine y te conduzca?… (con el Evangelio de hoy, San Juan 6,44-51)…