¡Qué dura es la soledad hueca y sinsentido, qué cruel y hasta corrosiva la mala compañía!

… ¡qué dura es la soledad hueca y sinsentido, qué cruel y hasta corrosiva la mala compañía!… ¡qué reconfortante la experiencia de la buena compañía que abre esperanzas, que te acerca a los otros y que es tan propia de quienes optan por la gratuidad!… dos personas se “mal acompañan” en dirección a Emaús, se alejan de la fuente de la Vida y de los otros y van haciendo más profundas las heridas, más amarga la frustración, más argumentada su desesperanza… sin embargo son alcanzados, sin reconocerle, por el Viviente, que se pone a caminar con ellos y crea un ambiente cálido donde se pueden destapar las heridas y airear los fracasos… se pone a caminar con ellos que venían huyendo, con miedo, frustrados, confusos… se acopla a sus tiempos y a sus ritmos y les da confianza y seguridad, camina con ellos y ofrece un espacio seguro, el único punto de partida para cualquier crecimiento y para escoger caminos nuevos… lentamente les desvela el sentido en la adversidad, cura algunas heridas, da argumentos y vías a la esperanza… ellos aprenden a leer su propio corazón y a entender donde les lleva la gratuidad y la Vida… de huir y mal acompañarse, aprenden a ser buena compañía el uno para el otro y dan un giro, vuelven de dónde huían… la #rosasinporqué es esa buena compañía que todas las madrugadas aparece en tu vida para animarte a la gratuidad… ¿mal acompañas o bien acompañas a los tuyos?, ¿es tu presencia ocasión de comunión y sanación, o eres factor de división y de heridas?… (con el Evangelio de hoy, san Lucas 24,13-35)…