Por qué me pides la barca

… ¿por qué me pides la barca para predicar si es mi fuente de trabajo y sirve solo para pescar?… y, ¿a quién se le ocurre pedir ayuda al que está cansado y desilusionado?… ¿no sabes que el cansancio y la desilusión traen fastidio y malhumor?… estoy limpiando y aparejando las redes para cuando pase esta mala racha, esta pandemia, que al fin y al cabo soy pescador, no estoy abatido ni desesperanzado, pero vete y no me molestes más… ¿qué?, ¿qué vuelva a salir?, ¿qué navegue más adentro?… pasó el tiempo y aprendí aquel día de fracaso que “hay que dejarlo todo” en el seguimiento del Maestro… primero se dejan las cosas: lo que se recibe heredado y viene grapado al apellido, lo que es fruto del trabajo y lleva nuestra huella… también hay que dejarse a sí mismo: los propios miedos, con su parálisis y los propios saberes, con sus rutas ya trazadas… después hay que entregar las llaves del mañana, acoger lo que nos ofrece el Señor y avanzar en diálogo de libertades encontradas mutuamente para siempre, que se unifican en un único paso en la nueva puntada de tejido… ¿pescador de hombres?, ¿qué es eso?… “pastor, amigo y siervo”… la #rosasinporqué disfruta de este pasaje del Evangelio, porque descubre el llamado a la gratuidad… ¿eres de los que se dejan ganar por las tormentas y los fracasos?, ¿te animas a ir más adentro?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 5,1-11)…