Ponerme en las manos de otro

… ponerme en las manos de otro es soltarme, ante todo, de las mías… es dejar de llamar mío a lo que sólo por ellas pasaría… es quedar en otras manos extendidas… es dejar que otro me lleve donde, solo, nunca yo me iría… es confiar que el que me acompaña y ama quiere mostrarme una salida… es mirar lo que otro tiene sin envidia… es compartir con otro mi cansancio y fatiga… es mirar mis necedades y aprender sabiduría… es saber que aún me doy con mis manos vacías… es no pedir de más cuando migajas bastarían… la “rosa sin porqué” disfruta estar abandonada en las manos que la aman… ¿los tuyos confían en ti hasta abandonar sus vidas en tus manos?, ¿descansa tu vida en las manos de Dios y de tu familia o del dinero, del éxito, de la trampa y de la mentira?… (con el Evangelio de hoy, San Juan 10, 22-30)…