… pasó el Carnaval (di-versión), comienza la Cuaresma (con-versión)… es una invitación, la aceptas o la rechazas… no debes ocuparte de mucho sino que debes liberarte de todas las cosas que te atan… debes liberar a los prisioneros y vencer a los libres… debes dejar que el silencio te guarde para que la Palabra tenga contenido y no sea sólo sonido… debes deleitar a los enfermos y tú mismo no tener nada para ti… debes beber el agua de la privación y encender las brasas del amor con la madera de las virtudes… así vivirás en el verdadero desierto, camino hacia la libertad… este maravilloso «estado» de desierto cuaresmal no puede ser reducido ni juzgado en el nivel «psicológico»… se trata de la dimensión propia del Espíritu, que supera los esquemas de corte antropológico, a veces tan de moda… cuando quieras adentrarte en la espesura o en la misma Belleza de Dios abandona todo «eso» que se dice en exceso y se gasta en esfuerzos vanos… ¡corre al Espíritu!, déjate conquistar por Él, déjate sumergir en Él… la Llama ya ha invadido el madero, conviértete en esa «ceniza» luminosa para volverte llama en la Única Llama… y si descubres lo inesperado… si, por fin, llegas a dar con la respuesta que sueñas… si intuyes hoy más allá, entonces ¡calla!… quédate morando en el secreto, que no te da Dios las maravillas de su gracia para que publiques nada, sino para que guardes en Su Corazón, que es tuyo, el Misterio de la intimidad… la #rosasinporqué acepta el otoño cuaresmal sabiendo que florecerá en la primavera pascual… ¿eras capaz de pasar de la di-versión a la con-versión, siendo que una te des-centra y la otra te con-centra?, ¿te interesa nacer niño en la Pascua?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 6,1-6.16-18)…