Para que la elección

… para que la elección que hiciste
no fuera estrictamente tuya,
sino dialogada con tu Padre,
pasaste toda la noche en oración…

… Señor Jesús,
pobre y humilde,

escrutador en las noches
de la Voluntad salvífica,
Tú que me elegiste y envías
“como oveja entre lobos”,
concédeme la gracia
de ser “astuto como serpiente”
sin ser hipócrita,
y “sencillo como paloma”
sin ser ingenuo…

… Señor Jesús,
manso y misericordioso,

que pueda encontrar
“la puerta estrecha”
que me abaja,
y “la senda angosta”
que me desoja de la escoria
pegado a los costados,
por donde pasa ahora,
entre mis hermanos,
la Novedad alegre
de tu Evangelio,
que va reconciliando,
¿imposible?,
la oveja con el lobo…

“… Jesús se retiró a una montaña para orar,
y pasó toda la noche
en oración con Dios;
cuando se hizo de día,
llamó a sus discípulos
y eligió a doce de ellos…”
(Lucas 6,12-13)

(… la “rosa sin por qué” sabe de oraciones prolongadas, sumergida en la gratuidad, para tomar decisiones sin vuelta a atrás… con el Evangelio de hoy, San Lucas 6,12-19…)