Nunca se esconde la luz, cada vez más se manifiesta

… nunca se esconde la luz, cada vez más se manifiesta… vives aguardando la hora que aún no llega… ¿por qué?, ¿por qué tardas tanto, luz esquiva, en estas jornadas de dolor y oscuridad?, ¿qué misterio escondes y te afirmas en guardarlo, sin más?… sin embargo percibes el susurro de lo que adviene y no alcanzas a percatarte por entero… quisieras labrar en aquellos senderos un regalo imperecedero que dejara un signo, imposible de olvidar… ¡un signo imperecedero!, ¿qué es eso?, ¿qué signo que no acabas de imaginar?… tal vez sea la hora del silencio que no conviene a los profanadores de turno, ni de hoy, ni de mañana… vas sin prisa, la gratuidad te acompaña, la luz ya llega, no te hará esperar demasiado… presta atención a lo que ya llevas desde hace tanto tiempo… ¿el signo?… todo lo que no cabe en signo alguno… quisieras ver más de lo que has visto, quisieras ver más de lo que ves, oír lo que no se oye por esos caminos sin confines… pero todo eso que deseas no se halla donde sospechas… sólo el «abandono» te lo entrega en lo escondido del corazón… confía y abandónate, que te aman mucho… la #rosasinporqué no tiene otro signo para confiar que la presencia silenciosa de la gratuidad, y ésta la establece en la alegría y en la paz… ¿vives reclamando signos para creer y confiar?, ¿eres capaz de vivir en el suave abandono de saberte amado?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 11,29-32)…