… nunca has de detenerte en este o en aquel ángulo del camino… sólo la gratuidad te abre paso para una nueva profundidad… no se trata de lo que dice Fulano o de lo que niega Mengano… se trata, más bien, de la siempre nueva ternura que abre el Amor de Dios… esto es inimaginable, porque sobrepasa cualquier concepto y cualquier medida… cuando abres el corazón, es decir cuando el mismo Dios lo abre y penetra, ¡un sol inesperado atraviesa todas las fronteras!… no haya dudas, el Señor está aquí y percibes hoy su Voz, como siempre: «¡Yo te amo, Yo te tengo confianza!”… el «mejor momento» es en la gratuidad la conversión a la pequeñez, al amor… olvida, pues, las dimensiones o las medidas del tipo que sean… todo cabe, de alguna manera, en una flor… ningún perfume es más hondo que el más suave… ninguna «mirada» más sublime que la delicadeza de los ojos de quien te ama… ¿hay alguna nave mayor que una cáscara de nuez?… la #rosasinporqué no se preocupa por tamaño alguno, su conversión a la pequeñez la preserva de toda mezquinad… ¿vives pendiente de medidas y tamaños?, ¿estás recorriendo el camino de la conversión a la infancia espiritual o pretendes ser grande?… (con el Evangelio de hoy, San Marcos 1,14-20)…