… no te inquieten las dificultades de la vida, sus altibajos, sus decepciones, su porvenir más o menos sombrío… ¡quiere lo que Dios quiere!, es decir una vida de confianza fundada en la gratuidad… ofrécele en medio de inquietudes y dificultades tu corazón pobre y sencillo que, pese a todo, acepta sin renegar los designios de su amorosa Providencia… poco importa que te consideres un frustrado si Dios te considera plenamente realizado, a Su gusto… piérdete confiado totalmente en ese Dios que te quiere para Sí, y que llegará hasta ti, aunque jamás lo veas… piensa que estás en Sus manos, tanto más fuertemente cuidado, cuanto más decaído y triste te encuentres… vive feliz (¡te lo suplico!)… vive en paz (¡te lo pido!)… que nada te altere, que nada sea capaz de quitarte Su paz… ni la fatiga psíquica, ni tus faltas morales… haz que brote, y conserva siempre sobre tu rostro, una dulce sonrisa, reflejo de la que el Señor continuamente te dirige… cuanto te deprime e inquieta, es ¡falso!… cuando te sientas apesadumbrado, triste, ¡adora y confía!… “¿cómo?”, me peguntas… y te respondo: “¿acaso no es Dios tu Padre?”… la #rosasinporqué confía y adora y conserva la paz en todo momento, porque se sabe amada incondicional y gratuitamente… ¿conoces el amor de Dios como tu Padre?, ¿a pesar de todas las dificultades puede dormir tranquilo rezando el Padrenuestro?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 10,24-33)…