No has de trazar fronteras, ve siempre ‘más allá’

… “caminante peregrino”, sea siempre tu actitud la de ocupar el último lugar… no importa hasta dónde hayas llegado, nunca te la creas… porque no es ni allí ni aquí, sino siempre “más allá” tu meta… entonces, nada más oportuno que el buen ánimo y esa «fortaleza» que brota de tu corazón «empeñado» en humildad… es posible, en cada paso, el desafío… y estás siempre invitados a no caer en descorazonamiento alguno…

pequeño y buen amigo, pequeña y buena amiga, el «desierto», tantas veces invocado, es -desde luego- mucho más que «desierto»… y mucho más de cuanto puedas imaginar o representarte… hay algo, o mejor, hay «Alguien» que es y que está… cuya Presencia es cada vez más intensa y más inmediata…

…. no has de trazar fronteras… sino acoger, recibir y cerrar los ojos, abriéndolos hacia lo alto… que el buen ánimo, pues, levante tus horas y tus pasos… no es necesario definir ni dar explicaciones ociosas… con sencillez vuelve sin cesar a casa, donde el Padre te aguarda como a su hijo pequeño a cada instante…

… entonces, ¡vamos!… ¡arriba!… ¡allí donde te encuentras ponte de pie y respira hondo!… con la “pequeña oración” de la mañana, y de cada momento, te dispones a ir “más allá” en cada situación de ésta jornada que caminas… éste “más allá” no admite la soberbia del satisfecho ni la resignación del perezoso… ármate de la perseverancia del humilde que siempre empieza de nuevo, una y otra vez… desayuna y matea con la Verdad del “pan del día”, (Lucas 14,1.7-11: “… no te coloques en el primer lugar… ”)…