No faltan los momentos cuando el dolor

… no faltan los momentos cuando el dolor o la incertidumbre ensombrecen las jornadas… el «mundo circundante» teme y contagia temores y sobresaltos… el camino del amigo y de la amiga de la rosa es gratuidad, ¡por eso mayor confianza!… es verdad que tu fragilidad se apodera de tus pensamientos y se gestan, entonces, representaciones de todo tipo velando las horas mejores y turbando la paz… es preciso hablar y pensar menos… no porque hablar y pensar sea malo, sino porque muchas veces aturden para “percibir” la melodía sencilla de la confianza… calla, pues, las impertinencias cuando sacuden tu camino y hacen temblar la tierra que pisas… que la oración cotidiana sea un oasis de paz, que su leve y suave brisa acaricie todos tus instantes… confianza en la aurora, sonríe y abandónate… la oración es siempre fecunda aunque padezca distracciones y terribles arideces… no temas, deja que el Espíritu ore en tu corazón… esto no se aprende, se sabe, se gusta, se goza… aún cuando nada sientas, aún cuando te parezca que nada ocurre… abre la puerta de tu jardín, de tu oratorio interior y escondido, respira el aire que nunca has dejado de respirar… no has empezado ayer, ni en fecha alguna… tu vida está escondida con Cristo en Dios desde siempre… no hay fórmulas… de tu parte: arrojo y confianza… despréndete de tus cuidados y déjate elevar donde no sospechas, que tienes contados todos tus cabellos… la “rosa sin porqué” tiene contados cada uno de sus pétalos aunque ella lo ignore, esto la llena de confianza… ¿tu confianza reside en tus logros y adquisiciones o en el amor que se te tiene?, ¿das confianza ocupándote de los detalles que hacen la diferencia?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 12,1-7)…