No es amar menos a los tuyos, ¡sino amar más a tu Señor!

… “caminante peregrino”, no faltan los momentos cuando el dolor o la incertidumbre de las divisiones ensombrecen las jornadas… el «mundo circundante» teme y contagia temores, peleas y sobresaltos… pero con toda convicción y deseo es tu camino vivir y contagiar la mayor confianza en Aquél que es Presencia y Misericordia…

… pequeño y buen amigo, pequeña y buena amiga, es verdad que, en esas circunstancias, tu fragilidad se apodera de tus pensamientos y sentimientos… y se gestan representaciones de todo tipo velando las horas mejores y turbando la paz… ¡es preciso que hables y pienses menos!… calla las impertinencias cuando sacuden tu camino y hacen temblar la tierra que pisas…

… en medio de los problemas, que la “pequeña oración” sea un oasis de paz… que la leve y suave brisa acaricie todos esos “instantes” de encuentro… la fortaleza en una “resistencia elevada” brota de la Gracia y ¡no es tuya!… confianza, pues, en la Aurora… no es amar menos a los tuyos, sino amar más a tu Señor…

… entonces, ¡vamos!… ¡arriba!… ¡allí donde te encuentras ponte de pie y respira hondo!… con la “pequeña oración” de la mañana, y de cada momento, superas los enfrentamientos que las opciones personales imponen… y te preparas para dar y recibir ese vaso de agua fresca que no se niega a nadie sediento… nunca ames menos, siempre ama más… desayuna y matea con la Verdad del “pan del día”, (Mateo 10,34 – 11,1: “… el que no me ama más…”…)…