No dejes de soñar, enamorado

… no dejes de soñar, enamorado, no dejes de abrir los ojos, poeta… no imaginarás nada, libérate de las fantasías autorreferenciales, ¡aprende a recibir y a admirarte!… que lo que no se alcanza, siempre viene e ti, y has de esperarlo… no confías por eso no esperas, si no sales a conquistar, si no tomas las cosas por tus medios, crees que no las tendrás… pero confía y tendrás lo que aguardas… todos desean y se preparan para alcanzar lo grande, lo fuerte, lo poderoso, pero ¿para qué?… tu aprende a recibir lo pequeño, lo débil, lo impotente… quien es capaz de “recibir” a un niño es capaz de todo, porque abre su corazón a la vida que es comunicada, participada… ¡recibe y acoge la fragilidad, lo que todos desprecian, pero es permanente sorpresa de infinita magnitud!… lo más valioso se recibe, no se arrebata… no sabes cómo llegaste a la vida, y es lo más grande que posees, ya que te ha sido dada… de la misma manera, ahora y siempre, llega la gratuidad y tampoco puedes explicarlo… no dejes de soñar, enamorado, no dejes de abrir los ojos, poeta… la #rosasinporqué recibe lo pequeño con inmensa gratitud y sorpresa, la gratuidad la hace soñar siempre y admirarse de todo… ¿sueñas y te admiras o imaginas y fantaseas?, ¿recibes o sales a conquistar?… (con el Evangelio de hoy, San Marcos 9,30-37)…